Los evangelistas

San Álvaro iba para testaferro de grandes operaciones de ingeniería financiera, pero dos momentos de revelación cambiaron su camino: el primero, cuando fue capaz de poner la cejilla en el mástil de la guitarra y que sonaran bien todas las cuerdas; el segundo, cuando conoció la palabra del evangelista (dos malos días los tiene cualquiera). Especialista en azotar mercaderes en todo tipo de templos, insiste en que es el piano el que ha estado bebiendo.

Álvaro Matesanz

San José Ángel vive en la mística desde que tiene memoria. Descendiente de una larga tradición de oficios alejados de los escenarios, su triple personalidad congénita se manifiesta, una y trina, en sucesivos actos de fe, con los que ya se ha ganado un cielo (necesita otros dos) y una serie muy larga de cosas acabadas en -itis (saturdaynightitis incluida, por supuesto). Prueba viviente del verdadero milagro de Lázaro, cree que todas las canciones de Tom Waits hablan de él.

José Ángel Lázaro